Puntos y Comas

ADELANTO | ¿Cómo se enemistaron Octavio Paz, Pablo Neruda y José Bergamín? Descúbrelo en este libro

16/01/2021 - 12:00 am

A mediados del siglo XX, Paz, Neruda y Bergamín eran las voces más influyentes de la literatura hispanoamericana. Sus ideas políticas tenían amplia repercusión, y esto los llevó a crear alianzas y rupturas marcadas por el encono en sus cartas, la mordacidad en sus publicaciones e incluso violencia física.

Pasiones, fracturas y rebeliones es una investigación demoledora que revela datos inauditos, fotografías inéditas y la consulta de archivos históricos olvidados sobre los encarnizados debates entre personajes clave para la cultura en nuestro país.

Ciudad de México, 16 de enero (SinEmbargo).- Esta es una investigación lúdica y demoledora que parte del primer encuentro de estos tres literatos durante el II Congreso de Escritores para la Defensa de la Cultura, celebrado en España en 1937. Recrea la atmósfera de España durante la Guerra civil, los refugiados en México y las pugnas intelectuales en torno al comunismo, la trampa stalinista y las declaraciones políticas.

El libro da luz a las vidas de personajes terribles como Ricardo Paseyro, Tina Modotti, la vehemente revolucionaria Margarita Nelken y el intenso José Ferrel. Nos muestra a un José Revueltas apabullado por Neruda; a Villaurrutia, Novo y Usigli atacando a Bergamín con versos encendidos y a un André Gide expulsado del anhelo comunista.

Dueño de una ironía filosa y delicada, el autor apuesta por el dato inaudito y raro, la fecha extraviada en las injurias y los encarnizados debates; el libro se arma con una espléndida bibliografía, conversaciones con estudiosos de la literatura hispanoamericana, fotografías inéditas y la consulta de archivos históricos olvidados. Vemos a Bergamín, Neruda y Paz como hombres tenaces en la defensa de sus ideas, marcados por sus yerros y declaraciones políticas, profundamente humanos.

A continuación, SinEmbargo comparte, en exclusiva para sus lectores, un fragmento de Pasiones, fracturas y rebeliones: Octavio Paz, Pablo Neruda y José Bergamín, del autor Ángel Gilberto Adame. Cortesía otorgada bajo el permiso de Penguin Random House.

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PRIMER ENCUENTRO

Así la amistad se transforma insensiblemente en un sistema defensivo.
Octavio Paz

Para el año de 1937, Pablo Neruda era el poeta latinoamericano que gozaba de mayor reconocimiento, sobre todo entre los integrantes de la llamada Generación del 27. Rafael Alberti, por ejemplo, fue, por aquella época, uno de sus lectores más entusiastas:

_Una noche de invierno —llovía de verdad—, un libro, un raro manuscrito vino a dar a mis manos. (Era en el sótano del hotel Nacional y ante varias botellas, vacías ya todas menos una, de jerez.) El título: Residencia en la tierra. El autor: Pablo Neruda, un poeta chileno apenas conocido entre nosotros. […] Desde su primera lectura, me sorprendieron y admiraron aquellos poemas, tan lejos del acento y el clima de nuestra poesía […]. Pasee el libro por todo Madrid. No hubo tertulia literaria que no lo conociera […]. Quise que se publicara. Tan extraordinaria revelación tenía que aparecer en España. Lo propuse a los pocos editores amigos.

Además de Alberti, Neruda también fue buen amigo de García Lorca, a quien había conocido en Buenos Aires en 1933. La amistad que establecieron pudo desarrollarse gracias a sus pasados en común: ambos eran hijos de un padre que rechazaba su profesión literaria y debido a su carácter y sus ideas se habían ganado malquerientes en vastos ámbitos sociales. Además, “en lo personal, Neruda vive la crisis de su matrimonio y García Lorca no puede demostrar libremente su homosexualidad. Neruda asiste al éxito de Bodas de sangre y capta la «magia» de la obra teatral de Lorca. Éste, a su vez, ya conocía desde España los manuscritos de Residencia en la tierra I y admiraba el poder de la poesía nerudiana. Había un común respeto por la obra del otro”.

Las relaciones personales de Neruda con los escritores de España se afianzaron cuando éste se instaló en Barcelona como diplomático en 1934 y al año siguiente cuando consiguió su traslado a Madrid, donde consolidó su influencia. Allí dirigió la revista Caballo verde para la poesía, trinchera desde la cual desafió a Juan Ramón Jiménez (hasta entonces la figura hegemónica de la poesía hispánica) y reafirmó sus vínculos con Alberti, García Lorca, Vicente Aleixandre y Miguel Hernández.

Además de estos antecedentes, el interés del chileno por la política experimentaba un crecimiento exponencial. Neruda se había presentado como único delegado de Chile en el I Congreso, convocado como una respuesta a los totalitarismos nacionalistas emergentes. Cuando en 1936 el Frente Popular de Izquierdas obtuvo la victoria electoral en España, Neruda secundó el triunfo y se opuso abiertamente al golpe militar dirigido por Francisco Franco.

Así, con el antecedente del Congreso francés, “en junio de 1936 se reunió en Londres el Secretariado General ampliado de la Asociación Internacional de Escritores […]. La petición de que el II Congreso se realizara en España fue formulada, entre otros por Bergamín, delegado español, en esta reunión londinense”. Desde entonces, la institución decidió solidarizarse con el Frente Popular. Primero lo hizo enviando a la zona de guerra dos camiones abastecidos con material de imprenta y equipo cinematográfico para que las brigadas pudieran continuar su labor de propaganda contra los golpistas. Luego, en noviembre, el Secretariado emitió un comunicado en el que señaló la importancia absoluta de apoyar a los ciudadanos en su lucha por la libertad y, por ende, la cultura:

_La herencia espiritual que el pueblo español defiende al precio de su vida corresponde al más profundo de los sentimientos y de los valores de España. Todas las civilizaciones modernas deben algo a esta cultura constantemente vivificada por la más pura savia popular. No hay ni un solo nombre que cuente en España en la poesía, la literatura, la religión, la música, la pintura ni una sola obra maestra de la tradición española que no venga del pueblo, que no viva del pueblo, que no encuentre en él su verificación.

El comunicado también advertía que las acciones políticas de Franco se encaminarían a destruir el pasado cultural y, por lo tanto, al pueblo. No intervenir equivaldría a permitir la destrucción de esa cultura. Dicho comunicado fue firmado por Alberti, Bergamín, Antonio Machado, Ilya Ehrenburg, Mijail Koltzov, Louis Aragon, André Malraux, Georges Soria, Andrée Viollis, Louis Fischer, Gustav Regler, Ludwig Renn y Kurt Stern.

Al ser Neruda uno de los organizadores del nuevo Congreso, se involucró de lleno en la difusión del evento en Latinoamérica y en la elección de delegados. Dado que se deseaba que los representantes de esa zona fueran los más numerosos, el chileno redactó una invitación que envió a los que consideraba, además de afamados escritores, afines a la República.

En aquellos momentos, México era parte de los países que habían reconocido sin reparos la legitimidad del Gobierno republicano, por lo que su delegación se contaba como una de las más esperadas. La institución mexicana que se encargó de gestionar las invitaciones fue la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios, una imitación de los modelos en boga de los regímenes, tanto fascistas como soviéticos, de dividir a la sociedad en estamentos (campesinos, obreros, artistas, etcétera). Dicha asociación utilizó el apoyo y la aprobación del presidente Cárdenas, quien necesitaba de todo el soporte que pudieran brindarle los letrados si quería poner en marcha sus políticas de izquierda.

Redacción/SinEmbargo
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